Los días bellos de la fea del pueblo.

Nunca pensé que llegaría a recibir tan singular distinción de la fea del pueblo. 

He de reconocer que al principio, la noticia me sentó fatal, pero poco a poco me he hecho a la idea y reconozco que a falta de otros galardones en mi vida, aceptar la reciente mención es lo mejor que puedo hacer.

Pensé que se trataba de una broma, al no tener más noticias del tema durante las próximas semanas. El tiempo pasó y casi me olvidé del tema. Digo casi, porque me generó cierto malestar el pensar que aunque nunca fui de una espectacular belleza digna de la mismísima Cleopatra, no consigo entender cómo había podido llegar a conseguir tal galardón. ¿Tanto me he abandonado durante los últimos años?

Y por otro lado, ¿un Ayuntamiento serio se dedica a poner etiquetas de esta manera a sus ciudadanos? ¿Cuales serían los otros seis premios? Uffff. Qué grima!

Después que si Planes de Igualdad, lenguajes inclusivos y toda esa retahíla que ni ellos mismos se creen.

Pues bien. Sigo con lo mío.

Me ha llegado un mail del correo corporativo del Ayuntamiento del pueblo, citándome en el Salón de Plenos para este asuntito. Me lo he pensado mucho, porque no pensaba seguirles el juego, pero después decidí decirles lo que pienso, en persona. Y allá me dirijo.

Subo las escaleras y tomo el pasillo de la derecha. Compruebo que llego antes de hora, pues solo hay un chico provisto de una caja de botellitas de agua mineral. Me dice que me siente dónde quiera y que espere. Poco a poco van entrando varias personas que – sin dar ni los buenos días –  no paran de hablar no muy bien, de alguien usando palabras en clave. 

Es evidente que esta pantomima me está alterando en demasía y es que llevo media hora esperando y aún no ha llegado el Alcalde. 

Justo cuando me estoy levantando para largarme de aquí, llegan tres mujeres y la de la izquierda comienza a hablar. 

  • – “Buenos días a todes! Bienvenides! Soy Beatriz, la Concejala de festejos y tengo el placer de anunciaros que este año seréis las personas elegidas en nuestras fiestas. Cada uno, recibiréis una banda que os proclamará persona especial hasta las fiestas del próximo año. El requisito era estar empadronado en el pueblo, ser votados y eso sí, el voto definitivo de nuestra queridísima alcaldesa. Os dejo con vuestra concejala de protocolo y redes sociales, Carolina”.
  • “Hola. Soy Carolina y os comento. El día clave será el próximo domingo. Tenéis que firmar este documento sin importancia, para el tema de las fotos y demás, ok?. El acto será retransmitido por Streaming y se subirán fotografías y videos por Instagram y demás redes, ok? Enhorabuena. Ahh, otra cosa.  Importante, eso sí. Vestiros de cualquier color menos de verde, porque así es como irá Antonia, la Alcaldesa. De ese color. ¿Qué más…? Nada. Eso es todo. No, no… ya sabréis que Antonia quiere pasar lista y nombraros. Adelante, Alcaldesa”.
  • – “Hola, queridos y queridas vecinas. Soy Antonia Abad”. 

Con la espalda recta y el cuello más tenso que una maraca, nos comienza a hablar la Alcaldesa, con una maravillosa sonrisa y un vestido de múltiples estampados y brillos. Nos cuenta, los orígenes de tal festejo y comienza a nombrarnos de uno en uno. Jesus Almagro, el listo del pueblo; Andrea Rus, la emprendedora del pueblo; Adelina Muñoz, la celestina del pueblo; Maria del Mar Torres, la ecológica; Manolo Pérez, el manitas; Pepe del Molino, el más longevo y María Dolores Guzmán (yo), la fea.

Mientras nombra a mis talentosos compañeros la pude reconocer. Qué me aspen si no es la Toñi. ¡Será capulla la tía! 

Decido esperarme a que termine el dichoso postureo mañanero, aparentando que busco algo en mi enorme bolso. Y en esto que oigo: “Maryyyyy ven conmigo, que es la hora de desayunar” Me giro y ya estaba agarrándome del brazo y llevándome – sin parar de hablar- hacia el exterior del edificio.

  • – “Neena! Qué ganas de verte tenía! Estás divina! ¿Cuántos años han pasado? Cuando me enteré que te mudaste aquí, me puse como loca! Y se me ocurrió darte esta sorpresa”.- me dice la puñetera.
  • – “Tú si que estas bien, tía! Estás igual! Me alegra verte! Pero dime: ¿desde cuando te interesa la política?! JJJJaaajaaaaa! Hiciste la carrera a regañadientes! Serás mamarracha! JJJaaajjjaaa”.
  • – “Anda, calla y no te quejes. Que no ha sido fácil darte la sorpresilla ésta. Resulta que la fea del pueblo quedó vacante porque aquí nadie se atreve a señalar a nadie y por eso te pude colar. Tú, déjate llevar. Solo tienes que subir, yo te coloco la cinta, nos hacen una cuantas fotos y listo. Y con ese galardón, tienes un pase Vip para todo el año en el Balneario de San Pascual, tontica!”.
  • “Pues, reina. ¿Qué te digo?”.
  • – «Dime, Toñi, a mandar y déjate de moralismos, Mary«

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